VICTORIA: Posesión del presidente pueblo Nicolás Maduro

1. Consideración inicial

El 28 de Julio de 2024 significó la victoria política de las fuerzas revolucionarias contra el ciclo de agresión y bloqueo imperial, mientras que este 10 de enero con la posesión del presidente Maduro, ha significado la victoria armada contra la operación profunda de agresión desplegada en estos últimos 5 meses. Hemos sumado dos factores fundamentales, el político y militar cuya síntesis de poder es la alianza cívico-militar puesta en escena en cada una de estas jornadas.

2. Elementos para el análisis

–        El indicador más destacado sobre la derrota táctica de la ultraderecha en esta coyuntura, está expresado en las palabras del ex presidente colombiano Álvaro Uribe, cuando afirma este 11 de enero: “Aquí no hay otro camino, por eso pedimos una intervención internacional, preferiblemente avalada por las Naciones Unidas, que ayude a quitar a los tiranos del poder y convoque de inmediato a unas elecciones libres”. “No hay otro camino” expresa el agotamiento y bancarrota de todo lo intentado en el frente interno,l desde la agresión mercenaria hasta el intento de desborde insurreccional, pero igualmente la agresiva campaña de medios internacionales y de cerco diplomático con los países atlantistas de soberanía tutelada.

–        Los atributos del poder son la fuerza, la legitimidad y la legalidad. La revolución bolivariana se ha hecho grande al sintetizar estos tres factores en su expresión de gobierno pueblo, el pueblo está en escena y expresa la voluntad de permanecer siempre. Todo esto si bien la legalidad intenta ser vulnerada por la política de supranacionalidad jurídica, donde organismos internacionales desde máscaras de derechos humanos o sistemas de “derecho” internacional, intentan reclamar el atributo para dirimir asuntos electorales o políticos competentes únicamente a los órganos soberanos del país. Este intento se ve truncado por nuestro decidido alineamiento en el siglo de Asía y la disputa contra el decadente atlantismo, esto hace que el momento político venezolano sea una contradicción global y fundamental en el ascenso de un nuevo orden internacional, no solo un asunto regional o doméstico.

–        El 10 de enero derrota el coletazo militarista de Biden contra Venezuela, nos aprestamos a encarar al nuevo gobierno de Trump a partir del 20 de enero, en una apreciación reciente valorábamos como escenario más probable la construcción de Trump de una estrategia dual, la cual incluye juego pragmático en el negocio petrolero, retorno de migrantes y pedidos de libertad a mercenarios internacionales y locales, mientras mantendrá un discurso agresivo y de trabajo hacia una estrategia de implosión violenta del orden de poder revolucionario en Venezuela.

–        Es de valor la postura media de Méjico, Colombia y Brasil, el mantenimiento del flujo de intercambio económico será vital para el momento que se abre. Brasil y Colombia llegan a esta postura no por respeto a los principios democráticos de no intervención, sino por  su urgencia económica de relación con Venezuela; por su parte Méjico a pesar de su postura liberal republicana es ejemplo de dignidad y respeto.

–        El nudo crítico que se abre para Venezuela no es la amenaza de intervención militar o de cerco diplomático internacional, esto si bien estará presente y es necesario confrontarlo no es el factor de riesgo principal, por el contrario, el tema económico y su particular expresión en el tema fiscal, en como el Estado puede encontrar una vía sostenible que le permita cerrar la brecha salarial que hoy enfrentan los trabajadores públicos en relación a los privados. De lograrse viviremos un período de gran vitalidad y estabilidad política.

–        Pensamos que al centro de mando golpista después de esta derrota le queda como carta de batalla la activación del movimiento estudiantil de las derechas, con el cual intentarán como en el pasado llenar el vacío y orfandad sicológica en que han caído sus partidarios y seguidores.

3. Recomendaciones

Con base en la anterior apreciación es fundamental:

  • Fortalecer el poder popular, lo cual implica mayor radicalización de la democracia interna, impidiendo que los liderazgos verticales anulen la potencia de expresión del pueblo.
  • Continuar fortaleciendo la milicia bolivariana en su tamaño, capacidades y apropiación de la doctrina del Chavismo como eje de formación.
  • Crear una estrategia diplomática y comunicacional que intente romper el cerco atlantista. En esta dirección los congresos antifascistas son una pieza de gran valor, sin embargo, es clave darle ganar un vínculo activo con la intelectualidad europea, norteamericana y de américa latina alineada con posturas de izquierda, esto en dirección a expandir la hegemonía o liderazgo cultural y político de la revolución venezolana.
  • Monitorear permanentemente los países espejo (Colombia-Brasil-Guyana) desde donde se agitan factores contrarrevolucionarios de agresión hacia Venezuela, máxime en Colombia, donde es previsible el ciclo de cierre del petrismo y asenso de la centro derecha antichavista o incluso el regreso del Uribismo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *