La hegemonía estadounidense y sus peligros – Informe del ministerio de exteriores chino.

Introducción

Desde que se convirtió en el país más poderoso del mundo después de las dos guerras mundiales y la Guerra Fría, Estados Unidos ha actuado con mayor audacia para interferir en los asuntos internos de otros países, perseguir, mantener y abusar de la hegemonía, promover la subversión y la infiltración y librar guerras deliberadamente, dañando a la comunidad internacional. Estados Unidos ha desarrollado un manual hegemónico para organizar «revoluciones de colores», instigar disputas regionales e incluso lanzar guerras directamente bajo el pretexto de promover la democracia, la libertad y los derechos humanos. Aferrado a la mentalidad de la Guerra Fría, Estados Unidos ha intensificado la política de bloques y ha avivado el conflicto y la confrontación. Ha exagerado el concepto de seguridad nacional, ha abusado de los controles de exportación e impuesto sanciones unilaterales a otros. Ha adoptado un enfoque selectivo respecto del derecho y las normas internacionales, utilizándolos o descartándolos según le parezca, y ha tratado de imponer normas que sirvan a sus propios intereses en nombre de la defensa de un «orden internacional basado en normas». Este informe, al presentar los hechos pertinentes, busca exponer el abuso de hegemonía de los Estados Unidos en los campos político, militar, económico, financiero, tecnológico y cultural, y atraer mayor atención internacional hacia los peligros que las prácticas estadounidenses entrañan para la paz y la estabilidad mundiales y el bienestar de todos los pueblos.

  1. Hegemonía política: hacer valer su poder.

Estados Unidos lleva mucho tiempo intentando moldear a otros países y al orden mundial con sus propios valores y sistema político en nombre de la promoción de la democracia y los derechos humanos.

 ◆Abundan los casos de interferencia de Estados Unidos en los asuntos internos de otros países. En nombre de la «promoción de la democracia», Estados Unidos practicó una «Doctrina Neo-Monroe» en América Latina, instigó «revoluciones de colores» en Eurasia y orquestó la «Primavera Árabe» en Asia Occidental y el Norte de África, provocando caos y desastres en muchos países. En 1823, Estados Unidos anunció la Doctrina Monroe. Si bien promovía una «América para los estadounidenses», lo que en realidad deseaba era una «América para los Estados Unidos». Desde entonces, las políticas de los sucesivos gobiernos estadounidenses hacia América Latina y el Caribe han estado plagadas de interferencia política, intervención militar y subversión del régimen. Desde su hostilidad y bloqueo durante 61 años hacia Cuba hasta el derrocamiento del gobierno de Allende en Chile, la política estadounidense en esta región se ha basado en una máxima: quienes se sometan prosperarán; quienes resistan perecerán. El año 2003 marcó el comienzo de una sucesión de «revoluciones de colores»: la «Revolución Rosa» en Georgia, la «Revolución Naranja» en Ucrania y la «Revolución de los Tulipanes» en Kirguistán. El Departamento de Estado de Estados Unidos admitió abiertamente haber desempeñado un «papel central» en estos «cambios de régimen». Estados Unidos también interfirió en los asuntos internos de Filipinas, derrocando al presidente Ferdinand Marcos Sr. en 1986 y al presidente Joseph Estrada en 2001 mediante las llamadas «Revoluciones del Poder Popular». En enero de 2023, el exsecretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, publicó su nuevo libro Never Give an Inch: Fighting for the America I Love (Nunca cedas un centímetro: luchando por la América que amo), en el que revela que Estados Unidos había planeado intervenir en Venezuela. El plan era obligar al gobierno de Maduro a llegar a un acuerdo con la oposición, privar a Venezuela de su capacidad de vender petróleo y oro a cambio de divisas, ejercer una gran presión sobre su economía e influir en las elecciones presidenciales de 2018.

◆ Estados Unidos aplica un doble rasero a las normas internacionales. Anteponiendo su propio interés, Estados Unidos se ha alejado de los tratados y organizaciones internacionales y ha puesto su derecho interno por encima del derecho internacional. En abril de 2017, la administración Trump anunció que cortaría toda la financiación estadounidense al Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) con la excusa de que la organización «apoya o participa en la gestión de un programa de abortos coercitivos o esterilización involuntaria». Estados Unidos abandonó la UNESCO dos veces en 1984 y 2017. En 2017, anunció su salida del Acuerdo de París sobre el cambio climático. En 2018, anunció su salida del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, citando el «sesgo» de la organización contra Israel y la incapacidad de proteger eficazmente los derechos humanos. En 2019, Estados Unidos anunció su retirada del Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio para buscar el desarrollo sin trabas de armas avanzadas. En 2020, anunció su retirada del Tratado de Cielos Abiertos. Estados Unidos también ha sido un obstáculo para el control de las armas biológicas al oponerse a las negociaciones sobre un protocolo de verificación para la Convención sobre Armas Biológicas (BWC) e impedir la verificación internacional de las actividades de los países relacionadas con las armas biológicas. Como único país en posesión de un arsenal de armas químicas, Estados Unidos ha demorado repetidamente la destrucción de armas químicas y se ha mostrado reticente a cumplir con sus obligaciones. Se ha convertido en el mayor obstáculo para la realización de «un mundo libre de armas químicas».

◆Estados Unidos está creando pequeños bloques mediante su sistema de alianzas. Ha impuesto una «Estrategia Indo-Pacífica» en la región de Asia y el Pacífico, creando clubes exclusivos como los Cinco Ojos, el Quad y AUKUS, y obligando a los países de la región a tomar partido. Esas prácticas tienen como objetivo, en esencia, crear división en la región, avivar la confrontación y socavar la paz.

◆Estados Unidos juzga arbitrariamente la democracia en otros países y fabrica una narrativa falsa de «democracia versus autoritarismo» para incitar al distanciamiento, la división, la rivalidad y la confrontación. En diciembre de 2021, Estados Unidos acogió la primera «Cumbre por la Democracia», que provocó críticas y oposición de muchos países por burlarse del espíritu de la democracia y dividir al mundo. En marzo de 2023, Estados Unidos acogerá otra «Cumbre por la Democracia», que sigue siendo indeseable y tampoco encontrará apoyo.

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