- El declive en la hegemonía de Estados Unidos
Zbigniew Brzezinski, no solo ha sido un estratega de seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos, sino además un claro operador de la inteligencia norteamericana. Brssezinski ha estado implicado en las mayores maniobras geopomilitares de la postguerra, particularmente todas las dirigidas a asediar y derrotar militarmente a Rusia.
En diversas declaraciones públicas Brzezinski ha reconocido el papel de Estados Unidos en la prefabricación del escenario Afgano como una trampa periférica para atraer y desgastar a la Unión Soviética, en esa dirección comenzó el equipamiento y asesoría directa de las fuerzas antisoviéticas de Bin Laden; se buscaba darle a la URSS su Vietnam (Le Nouvel Observateur,1988). En años recientes las “Trampas de Brzezinski” se han dirigido contra el triángulo continental RIC (Rusia, India y China), intencionando un nuevo gran Afganistán.(Jalife,2016)
Hemos destacado todo lo anterior, para valorar en su justa medida el análisis de Brzezinski sobre el fin de la era de la hegemonía de Estados Unidos, realizado en el 2016, un año antes de su muerte. Al respecto afirmaba:
El hecho es que nunca ha habido un poder global verdaderamente «dominante» hasta la aparición de Estados Unidos en la escena mundial. La Gran Bretaña imperial estuvo a punto de convertirse en una, pero la Primera Guerra Mundial y más tarde la Segunda Guerra Mundial no solo la llevaron a la bancarrota sino que también provocaron la aparición de potencias regionales rivales. La nueva realidad global decisiva fue la aparición en la escena mundial de Estados Unidos como simultáneamente el jugador más rico y militarmente más poderoso. Durante la última parte del siglo XX, ningún otro poder se acercó.
Esa era ahora está terminando. Si bien es probable que ningún Estado en el futuro cercano iguale la superioridad económico-financiera de Estados Unidos, los nuevos sistemas de armas podrían dotar repentinamente a algunos países de los medios para suicidarse en un abrazo conjunto ojo por ojo con los Estados Unidos, o incluso prevalecer.(Brzezinski,2020)
Brzezinsky ha acertado. Ese nuevo sistema de armas ha entrado en escena de manera no ofensiva sino defensiva. El fortalecimiento en las capacidades tecnológico militares que le permiten a países no potencias como Siria o Venezuela crear un amplio escudo de anti acceso y denegación A2/NA, ha supuesto un atascamiento en la capacidad de agresión de Estado Unidos.
Poseer la capacidad de negación del espacio aéreo implica disponer de sistemas defensivos antiaéreos y de combate aéreo que impida a un oponente ganar el comando de dicho espacio. El sistema de anti acceso y denegación de área en manos de Siria y Venezuela, cumple un papel disuasivo y afecta el cálculo estratégico de EEUU. Incrementa la incertidumbre sobre las probables e inaceptables pérdidas o costos políticos, militares, humanos y financieros que tendrían que asumir ante una decisión de ataque militar contra estas naciones.
En el contexto de Irak, Afganistán y Libia, EEUU no tuvo problema en imponer su supremacía aérea y misilística para ingresar al teatro central de operaciones y desmembrar los Estado-Nación desde su mesiánica visión del Nuevo Siglo Americano (Barret,2003). Sin embargo en Siria, donde Rusia ha desplegado su tecnología de escudo antiaéreo Antey-2500-S300 y S400, más el sistema de gestión automatizada del espacio aéreo Polyana D4M1, si ha representado un problema para la aviación de EEUU e Israel. En Siria “sus vuelos disminuyeron de manera instantánea en un 80% a principios del 2018 una vez el sistema fue instalado”(Episkopos,2019).
Los límites en el desempeño estratégico militar de Estados Unidos como fuerza Leviatán o poder militar irresistible, es un indicador fundamental de su vulnerabilidad como orden de poder hegemónico global. Pero es su hegemonía económica el terreno en que el declive de un actor global polar como Estados Unidos expresa su mayor ocaso, impactando la reconfiguración de las reglas del orden internacional, tanto en términos económicos, geo militares como en la institucionalidad de derecho público internacional.
La reconfiguración geo económica global se da en la medida que el hegemon es desafiado y abatido progresivamente en su solidez material-productiva, condición necesaria para garantizar su proyección de dominio geomilitar e imponer su voluntad desde las formas “diplomáticas” disuasivas en la institucionalidad pública internacional.
El declive de una polaridad y sus crisis como hegemon no pueden ser confundidas con las crisis cíclicas del sistema mundo del capital, el tipo de crisis de la que hablamos es un cierre en su horizonte de época (Linera,2016), al carecer de las premisas económicas, militares y diplomáticas para permanecer como actor hegemónico. Otro elemento clave de su ocaso, es la crisis de su modelo cultural y reputación como eje de la deseabilidad y modelo aspiracional colectivo de las poblaciones tanto de EEUU como mundiales (Gallup,2020).
Ya Estados Unidos ni siquiera se esfuerza por retener su hegemonía cultural, además que cualquier esfuerzo está signado por la esterilidad, ya no es el espíritu dominante de la época (Alvira,1987), pues no es hegemónico en el clima cultural e intelectual que comienza a abrirse y acompañar la reconfiguración del orden mundial emergente. Eventos como su reciente elección presidencial 2020, pisotean si pudor la “excelencia” y el procedimentalismo liberal dejándolos desnudos, sin artificios de dominación ideológica global.
Este rasgo de su crisis cultural, es la atmósfera en que su crisis económica y militar se desarrolla. Detengámonos en la reflexión sobre su declive militar global.
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